sábado, 25 de abril de 2015

LAS PIRAMIDES

LAS PIRÁMIDES. La palabra pirámide proviene de los vocablos griego "pyr": fuego; y "amid": centro o estar en el centro. O sea, su significado es "fuego en el centro".
Tienen su propia forma de concentración y circulación de energía, que comienza a generarse en cada una de las puntas que la componen, las cuatro de la base y la de la punta, en donde confluye el área central. En la pirámide la energía empieza a crecer hasta que la satura y dicha energía se expande hacia fuera.
Tienen la particularidad de funcionar como un catalizador de energía cósmica. En su interior se generan y se concentran campos energéticos. Su fuerza se encuentra en el ápice o punto de convergencia de los triángulos. La energía que emite es de renovación y regeneración.
Todo lo que se coloca dentro de ellas, se conserva mejor, mejora su estado o modifica el potencial de su estructura, como por ejemplo el restablecimiento del filo de la hoja de afeitar, que colocada bajo una pirámide de forma correcta y con la orientación adecuada (los filos paralelos ubicados en dirección Norte Sur) elimina la fatiga que se produjo en el metal por su uso.

Los fenómenos que se producen dentro de ellas, se manifiestan ya sean que estén realizadas de estructura abierta o si están cerradas.
La forma piramidal ha sido utilizada desde la antigüedad por diferentes culturas, que han atribuido a esta forma la capacidad de concentrar energía en una única dirección.
Nos han dejado muestra de que ya conocían el poder de las pirámides, los mayas, los aztecas y quizás los más populares los egipcios.
Gracias a todas las construcciones que nos han dejado como legado estas civilizaciones, desgraciadamente perdidas, hemos podido aprender el misterio de estas formas geométricas tan singulares y se puede aprovechar su energía piramidal para logar innumerables beneficios.
Además las pirámides utilizadas en magia suelen reproducir exactamente sus medidas.

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