Los apuntes alquímicos más antiguos que se conservan se hicieron sobre papiros egipcios. Una serie de operaciones manuales relacionadas con la alquimia, se representan en grupo y coordinadamente tanto en los textos del tardío Egipto como en los formularios medievales, lo cual permite observar la procedencia egipcia de ciertos elementos. Entre estos procesos figuraban, además de la manipulación de metales y la elaboración de colorantes, la fabricación de piedras preciosas artificiales y de vidrio de color, arte que en ningún otro lugar floreció tanto como en Egipto. Por otra parte, toda la artesanía del antiguo Egipto a base de metales y minerales estaba informada por el afán de extraer de la materia terrestre sus más secretas y preciadas esencias, motivo espiritual afín al de la alquimia. En el mundo romano-cristiano la alquimia penetró, primero, por Bizancio y, después, en mucha mayor medida, a través de la España musulmana. En el mundo islámico, la alquimia había alcanzado ya su apogeo. Dyâbir ibn Hayyân, discípulo del sexto imán chiíta, Dyafar as-Sâdiq, fundó en el siglo VIII d.c. una verdadera escuela, que ha dejado centenares de escritos alquímicos.

Todos deseamos una vida mejor, una ciencia más humana y con conciencia. Una Humanidad más civilizada, donde de verdad un hombre no sea más que otro hombre o mujer. Que la libertad no sea tan mal interpretada y usada, y apreciemos este bonito mundo y cuidemos de su Naturaleza, que los Hermanos del Cosmos nos puedan considerar dignos hijos de Dios.
La verdadera revolución de las ciencias no es solamente los logros técnicos posibles... Desde la verdadera Alquimia se busca que sea el soporte decisivo para la mejora física y espiritual de la vida en este mundo, en el que no sólo hay Humanos, para entrar definitivamente en el concierto Universal, como verdaderos seres
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